sábado, 17 de diciembre de 2011

Ella solo tiene...


Ella era de las que no pensaban que la puerta del portal era el sitio del beso de despedida. 
No creía en eso de que ciertos abrazos saben mejor al final de la cita.
Ella sólo creía en los cruces de miradas y en el calor de una boca conocida.
Se dejaba invitar a cenar, pero no se dejaba seducir.
Se bajaba de los coches pensando que la canción que estaba sonando no era la que esperaba.
Ni una cena cara, ni el coche más exclusivo conseguirían robarle un beso.
Metía la llave en la cerradura, subía los treinta escalones que separan el portal del sofá, y su indiferencia volvía a seguir pensando que ninguno de esos hombres le descubriría el mundo.


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